Distorción distorcionada
Las palomas eran testigos de cómo mi mirada se cobijaba entre su desprecio. Le comentaba con ansias el encuentro que había tenido con la que esperaba aceptara ser mi novia. La gente pasaba, como asimilando la venidera distorsión de la realidad, cuando me besó, me dijo que siempre me había amado, que la dejara y me fuera con él.
sin recompensa
Llegué donde me dijo. La espere como me dijo. Estaba ahí, como siempre me dijo que quería que estuviera. Las calles se hacían inmensas, pero como a ella no les gustaban así, las veía angostas. El abrumador y desesperanzado cielo gris, que para ella era motivador, me motivaba a esperarla. Nunca llegó. Quizás, nunca me quiso.
viernes, 6 de marzo de 2009
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